Muchas mujeres podemos sentirnos identificadas con la protagonista de esta película a la hora de mirarnos al espejo y ver que solo tenemos carne. Y que, por supuesto, nos sobra. Como decía Ana, somos algo más que un cuerpo, somos también una mente, una forma de pensar y actuar. No sólo servimos para servir a los demás, sino para servirnos a nosotras mismas antes que a cualquiera. Ya es hora de que nos vean y que nos traten como tal.
Es cierto que poco a poco la sociedad va cambiando, y que cada vez la equidad entre ambos sexos se va haciendo más real, pero todavía nos quedan razones para seguir luchando y para llegar hasta el final de lo que hace años se empezó: la IGUALDAD.
Confío en que algún día tanto hombres como mujeres, nos convirtamos en personas y no seamos distinguidos tan sólo por dos rasgos FÍSICOS que nos diferencian. Para esto no necesitamos ser feministas radicales, ni extremas defensoras de la mujer, ya que lo que necesitamos es defender la igualdad de la humanidad, no la superioridad de un sexo u otro.
EL GÉNERO ES ENTRE LAS OREJAS, NO ENTRE LAS PIERNAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario