domingo, 1 de mayo de 2016

CON GRACIA Y SALERO, PARA LA MUJER QUE MÁS QUIERO.



Hace unos días, viendo facebook como de normal, me salió un vídeo que, casi inconscientemente, vi. 

Digo casi inconscientemente porque no suelo ver los vídeos que me salen.

El vídeo es un monólogo de un hombre que cuenta su historia desde que era pequeñito, y cuenta también cómo en varias ocasiones se avergonzaba de su madre, como a todos nos ha pasado y a algunos les sigue pasando. Cuando pasaron unos años, él estaba en otro país y su madre murió. 
Sí, yo tampoco lloro nunca, o eso digo, pero con este vídeo se me nubló la vista de tal manera que ya únicamente era capaz de escucharlo sin ver nada, y sin entenderlo, porque claro, es americano; lo tuve que volver a ver.
¿Nunca os habéis preguntado lo que sería de vosotros sin vuestras madres? 
Que sí, que son muy pesadas, pero nosotros lo somos más.
Que sí, que nos riñen, pero nosotros nos lo ganamos a pulso.
Que sí, que han llorado mucho por nosotros, pero nosotros también por ella.
Que sí, que a veces les cuesta soltarnos dinero, pero joder, no nos damos cuentas del valor de las cosas.
Que sí, que nos pasamos el día discutiendo, pero que me tiraría la vida entera discutiendo con ella si con eso me aseguran que la voy a tener por siempre a mi lado dándome voces.

A mí me encanta que mi madre sea así, que se meta en berenjenales por mí. Que se presente a mis amigos así como quien los conoce de toda la vida. O que se presente a mi chico y se haga su amiga también. O que se haga Twitter y Tuenti para seguirnos y cotillear. O que se haga Facebook antes que yo, y ahora me eche en cara mis palabras: mami, facebook es para viejos y es muy complicado de entender. O que se presentase en el instituto muy de vez en cuando y me diera un beso, eh, me encantaba que la gente supiera que era mi madre. Todavía estoy esperando a que te presentes en la facultad, porque la verdad es que lo echo de menos.

Es que mi madre es guay, sumamente guay, y jamás me avergonzaría de las cosas que he nombrado anteriormente. Y sobre todo, JAMÁS ME AVERGONZARÍA DE SER SU HIJA. De ser su terremoto, de ser lo más desastre que puede haber en la casa, lo más descolocado, lo más fantasioso, lo más despistado, así como lo más feliz y alegre. Pero te aseguro, que también soy lo que más te quiere aunque te haya dado algunos "disgustillos".

Ella me ha enseñado todo lo esencial en la vida, incluidos los problemas de matemáticas, a base de piruletas. Con comida todo se entiende mejor. También me ha enseñado a no ir detrás de nadie, a tener un par de ovarios, a arriesgarme por lo que quiero conseguir, a no decir NO a las oportunidades que me de la vida, a no cerrarme puertas, a que siempre vienen cosas mejores, a que tenga cabeza con lo que haga, a equivocarme y a arreglármelas sola, a que cuanto más me critiquen más alta tengo que tener la cabeza, a que aunque sepa que me van a fallar nunca deje de dar todo de mí, a que no dude un segundo en decir las cosas que pienso, a que luche para que las cosas vayan a mejor, a que me quieran por ser yo misma y me odien por la misma razón, a que sea agradecida, a que me intente llevar bien con todo el mundo, a que no juzgue sin conocer, a trabajar duro, etc.

Pero mami, la lección más importante creo que aún no me la has dado, y espero que estés aquí entonces para poder dármela, porque...yo quiero ser la mejor madre junto a ti.



Con gracia y salero, para la mujer que más quiero



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