jueves, 15 de diciembre de 2016

GRACIAS A MÍ, 2016.


Y cómo tanto se convierte en tan poco. O cómo tan poco se convierte en tanto. Cómo en un año, en tan sólo 365 días, puedes decir con pura certeza que has encontrado a personas que van a marcar el resto de tu vida, y que te han hecho plantearte el sentido de ésta desde ese momento hacia atrás. Es lo que tienen los años nuevos, que los empiezas con cosas de más, y cosas de menos; con personas de más, y con personas de menos; con momentos de más, y con momentos de menos. Eso sí, siempre con la predisposición de cambiar tu vida, cuando es tu vida la que te cambia a ti.
Si me centro en lo malo podría decir que ha sido un año donde los parches han tapado más heridas que arena hay en un desierto, pero… ¡por qué siempre valorar por lo malo y no por lo bueno!

Me apetece hablar de las infinitas carcajadas que he provocado y que he devuelto. De aquellas noches de fiesta donde con un “yo a ti te conozco de algo” has hecho que surja una historia maravillosa, inefable, inolvidable. Que te marca, que te cambia a mejor. No hay nada más bonito que el hecho de que alguien te haga ser y sentirte mejor persona. Tan corto pero tan intenso. Tan para siempre, estemos donde estemos; arañilla. O donde en una de estas noches has soltado un empujón, sin intención, que te ha llevado a formar parte del 2016 de un imbécil, con el que “somos demasiado iguales a la par que demasiado diferentes”, apenas amor-odio, que te quiere tanto que se pasa el día llamándote gilipollas o enferma, o intentando procurarte una paga para tus hermanos y padres; cosas del querer. Ya que estamos de borrachera, tengo que hablar también de esa situación en la que ambas personas estáis un poco ebrias y cogéis tanta confianza en una tarde, que tu casa se hace suya y…bueno, con el tiempo su casa también se hace tuya, donde hay conversaciones inconfesables e interminables y momentos únicos, donde sus amigos también se hacen tus amigos, y donde a raíz de eso empiezas a conocer a más gente increíble. Gracias pequeña paleta.

Me apetece hablar de esos momentos donde las horas han parecido minutos, donde has hecho locuras de las que pocos ojos han sido cómplices. De aquellas cosas que en la vida imaginaste que pasarían o harías, y que sí, que han ocurrido y has hecho en el 2016. De esas fotos que te recuerdan que quizá el año no ha estado tan mal. De esas personas que aún siguen contigo, que importante es no restarles el valor que merecen, porque no quieres que se vayan nunca.


He de decir que este año he sumado. He sumado mucho. He sumado errores. He sumado abrazos y besos. He sumado personas a mi vida -NO OS VAYÁIS POR FAVOR-. He sumado momentos aprovechados en tiempo, porque lo que viene siendo en estudios…no me voy a deprimir ahora AJAJAJAJAJAJA.

Para el 2017 sólo espero que cuando de mi vida salga uno, entren dos, pero que los importantes se queden. Que la felicidad sea un estilo de vida y no una meta. Pido que nadie me cambie, que siga igual de inesperada, loca, rara, alegre, cabezona, impulsiva, desastre, sincera, pesada, enana gritona, borde y, sobre todo, tan especial para aquellos que verdaderamente me conocen y conocerán.

 
NO ES EL TIEMPO QUE LLEVEN CONTIGO, SINO LA INTENSIDAD DE LOS MOMENTOS LOS QUE HACEN QUE UNA PERSONA PERMANEZCA PARA SIEMPRE EN TU VIDA , EN TU MENTE, EN TU CORAZÓN. LA QUE TE REGALA MOMENTOS ÚNICOS ES CAPAZ DE CONVERTIRSE EN MÁS IMPORTANTE EN UNA MILÉSIMA DE SEGUNDO QUE OTRA PERSONA EN 100 AÑOS A TU LADO.

GRACIAS A MÍ, 2016.